Sí ahí, no la ves, está ahí...
¿Quién vela por la salida,
quién esculpe
la farola de la izquierda,
la acera concevida para el tropiezo,
quién
inunda la gracia que nos hace tener la esperanza necesaria?
El
alma ambualnte anhela razones para dejarse respirar,
sitúate en el
prieto rumbo de la osadía,
no dejes de acariciar la libre absolución de
los pecados.
Dilata la oración
para que el día de hoy saludemos de nuevo
las palabras mancilladas.
El alma ambulante necesita de esa clase de errores, errores vivos, latentes,
contaminados errores de ser vivo.