Acabó el estado de alarma, y nos afecta porque respiramos y también amamos a otres que respiran y queremos que sigan haciéndolo. El caso es, que es muy alarmante que sólo unes poques hayamos decidido pasar la noche en casa, o bajo techado refugiados de la realidad aparatosa que produce una ansiedad extrema. Da miedito ver como se olvidan los cuidados que todavía tendremos que tener cuando nos relacionamos. Que por muy mutantes que seamos, no dejamos de habitar este planeta y esta España muerta, pero de personas vivas, ah, y recordad que en libertad para quienes pueden gastar dinerito, libre para algunes que proclaman una especie de parcela que está en el centro, de qué. Porque para muches, no comer, tener que elegir entre comer o pagar facturas, se aleja bastante de lo que es la libertad. Qué susto da tanta seguridad, tantas palabras grandes, importantes que se relajan en las mandíbulas rebajadas a base de cañas en terrazas tratadas con almíbares desinfectantes. Seamos capaces de pensar, criterio por favor, no dejemos que nos alejen de quienes somos. Personas adultas que deciden y saben lo que hacen.
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