en el escritorio mutante,
donde reuno las
palabras malditas que detestan los desertores de las risas rampantes.
Úsame de bayeta si eso te hace más fuerte,
pero ten por seguro que
estaré esperando tu renuncia
en cada mota de polvo,
en cada agónico
frotamiento.
Estaré preparando la pócima que haga que vomites letras de
sangre.