Respeta la obra, respeta al autor

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PATOCRACIA BLUES POR ALFONSO XEN RABANAL

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en algún momento el horizonte se quedó estático y lo perdimos mientras nos hundíamos. Necesito pensar eso si he de partir en su búsqueda. No quiero escuchar a aquellos que proclaman su desaparición. Son los que afirman que el poso del año del fin del mundo lo conforman las máscaras que cayeron. Nada más. Puede ser cierto: tantos y tantos desaparecieron, aquellos que sólo eran imagen, que sus ecos se confunden en una niebla
que tiene algo de arqueología, un submundo de adeptos al vacío, momias que esconden su propia clave, ahorcados con su adn, narcisos suicidados en el espejo, ya sin posible interpretación, seres transgénicos que no fructifican, transmutados en psicópatas, zombis, siervos, corresponsables on line de la patocracia fascista.

Cada cual es el primero y el último de su propia especie que desaparece. Aherrojado en las cavernas, subsumiendo su vacío, creyéndonos exclusivos en la norma general. Encerrados en nuestros nichos, lanzamos sondas de palabras o líneas de farlopa que rebotan y regresan a nosotros sin ninguna información, prostituyéndose en el espejo un poco más a cada vuelta, difuminando el dolor hueco en cada radio que parte, que regresa al centro de lo que somos: una rueda encadenada a nosotros mismos, incapaz de avanzar, de buscar una conexión si hemos de ceder algo de nuestro viciado espacio. Más allá de nosotros sólo alcanzamos a ver sombras pixeladas. Ya sólo somos en la simulación, nuestra realidad es la apariencia, nuestro horizonte un algoritmo sin variables, una niebla de números que no podemos despejar... pues significaría romper la burbuja en la que nos reconcomemos mientras saldamos lo que nos quede de conciencia, de dignidad... de sangre.

Ya somos replicantes, ecos que desconocen la esencia. Hemos de cambiar las doce uvas por las trece lunas.

Nunca quise este espejo de palabras encadenadas al vacío. Aborrezco esta charca putrefacta. Necesito oxígeno para seguir cantando este blues a la luz azul de la luna en mi frente. No quiero formar parte de otro submundo y esto encadena al óxido de los egos.

Los psicópatas zombis son legión. Si he de buscar algo nuevo debo salir de mí, levantarme de mis raíces.
Puede que sólo sea otra excusa y me haya de comer mis propias palabras.

Puede que no haya otra cosa qué comer.

Lo único que sale de las ovejas es su mierda. Poco queda para que unas a otras se devoren y así seguir cagando puntos suspensivos, lo único que somos aquí, abono, si no nos crecemos y rompemos la burbuja:

estos:
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