Sí querid@as mutantes, un año más estamos compartiendo los hombres y las mujeres de buena voluntad, el deseo de ser iguales como una realidad. Para ello hemos de ser personas primero y dejarnos de etiquetas. El respeto al otro sea del sexo que sea, a su imagen, a su pensamiento, a su identidad: física, social, moral... es privilegio de ser persona. Muy sencillo, pero, cuántas horas de verbos irregulares, cuántas idas y venidas distorsionadas en laberintos de pasiones. Hoy de nuevo 8 de marzo salimos a las calles, a las plazas y reivindicamos el derecho a una vida compartida en igualdad, libertad, fraternidad. Y, desgraciadamente cada día está más lejano en el horizonte una vida digna, cuando la mujer sigue siendo violada sistemáticamente en el mundo de ahí al lado, no en un país remoto. Cada vez que a una niña se le dice que no puede, que no debe por que es mujer, cada vez que se le pone una mordaza a su pensamiento, a su voz, cada vez que su cuerpo es sometido a abusos, cada vez que un publicista, un comercial, un diseñador, dedica horas a vender, a engañar a la mujer o a quien maneja su existencia (adult@ machista), cada vez que un político, que un gobierno promulga leyes que van contra la libre decisión de la mujer. Se está cometiendo una violación a todas las mujeres y también a los hombres que aman a las mujeres.
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